sábado, 26 de septiembre de 2009

De ángeles y demonios


          Me da la sensación de que últimamente lo que no es blanco, es definitivamente negro. Las cosas son intrínsecamente malas o buenas. SI no apoyas absolutamente algo, estás definitivamente en contra. No hay espacio para las discusiones enriquecedoras, los intercambios que suman. Es o lo uno o lo otro. No existe otra opción.
        El ejemplo más contundente es la Ley de Medios. El no-debate. No hay espacio para ver en qué estamos de acuerdo, en qué no, qué se podría cambiar. Si estás a favor de este proyecto, estás a favor de la democracia. Si estás en contra, defendés una Ley de la dictadura. Si estás a favor de este proyecto, defendés la política K. Si estás en contra, defendés a los monopolios.
        Pero no es en el único ámbito en que las discusiones se transformaron en un gran Boca-River, sin lugar para Racing o Huracán. Pasa con casi todas las cotidianeidades de la sociedad.



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       Me pasó ayer con los incidentes y la represión en Kraft. Después de relatar en twitter lo que iba pasando en la fábrica, cometí dos errores mortales. Primero, intenté utilizar la ironía diciendo "Finalmente desalojaron la fábrica... con un poco de represión" y la otra fue enumerar todos los cortes, decir que el tráfico era un caos y que llegaba tarde a un trabajo.
       Inmediatamente, me convertí en una reaccionaria, tuve que explicar que "un poco" era irónico, y no logré que nadie entendiera que estoy del lado de los trabajadores que se quedaron sin fuente de trabajo, pero al mismo tiempo necesitaba llegar a horario al mío, porque es mi compromiso, mi derecho y además, me descuentan plata.
       Pero no, si me quejo porque llego tarde, por alguna extraña propiedad transitiva estoy en contra del resto de los trabajadores y a favor de la represión policial...

       Lo preocupante es que pasa en cada uno de los ámbitos en que estaría bueno escuchar todas las voces, ver todas las caras y sacar conclusiones. Lo preocupente es que rápidamente se etiqueta de "facho", de "zurdo", de "montonero", palabras vaciadas de sentido y cargadas de resentimiento, usadas por gente que no tiene claro dónde está la derecha, dónde la izquierda y dónde están parados ellos.
       De la misma manera se tiende a las generalizaciones descalificadoras. Si una frase empieza con "Los políticos...", "Las minas...", "Los hombres...", "El periodismo..." o "Los jóvenes...", casi con seguridad es para rematar con alguna defenestración a colectivos tan complejos y heterogéneos.

       En una sociedad "tan comunicada", con tantos espacios para la expresión y el debate, hay cada vez más monólogos. Como este.

3 comentarios:

  1. Coincido con vos 100% y eso que no vivo viendo a los medios, digo que se traslado al común de la gente esto de las "divisiones" y la "discriminación" descontrolada. Por suerte hay gente como vos que con este monologo aporta al razonamiento social y al debate de la idea de 1, 10 o 100 tipos como yo que pensamos en lo mismo. Saludos,

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  2. Estoy de acuerdo en parte. Porque los debates -por caso, sobre la Ley de Medios- existen, pero como en toda sociedad, existen en espacios especializados.
    Es natural que unos digan "Ley mordaza" y otros ley de la democracia.
    Las sociedades grandes y complejas, necesitan para su funcionamiento, cierta polarización (inevitablemente simplificadora) para la toma de posición en una variedad de temas extremadamente sofisticados.
    ¿Cómo si no discutir política monetaria -como durante enero-, régimen de propiedad (como con la Ley de Medios) estatal, privada y pública; cómo discutir tasas de interés, mecanismos legislativos, naturaleza judicial del matrimonio, etc?
    En nuestra sociedad existen los abogados y los médicos -cada uno con su propia especialización- y tan natural que un abogado diga una cosa y otro otra, o un médico y otro, etcétera, ¿cómo no va a suceder en ámbitos donde la gente está educada para creer que sabe? Esto se resuelve a través de la representación, la toma de partido y la defensa de los intereses.
    Por ahí, no comprender esto, no ayuda a entender la complejidad de las cosas, sino a expresar un malestar proyectado hacia otros porque es uno el que no comprende.
    Dicho, desde ya, con mucho respeto.
    Me gustó, igualmente, la calidez del post.
    Saludos.

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