Porque si uno tiene dinero, los telos son divinos, están preciosamente decorados, los empleados te tratan igual que los del Sheraton y cuando te cansás, podés usar el jacuzzi, jugar con las luces o escuchar buena música. Quince minutos antes de que se acabe el turno, te llaman con suma delicadeza o suena una alarmita. Uno se va y todos felices.
Pero si no tenés un mango, los telos pueden llegar a ser muy tristes y te pueden pasar cosas muy bizarras.
Mi mejor amiga solía ir a uno en Caballito cuya decoración estaba basada en... enanos de jardín!!!

(Ya sé, ya sé, pero trabajo en Constitución desde hace muchos años.En algún momento descubrimos que los de San Telmo eran más "apropiados").
Y de entrada en los telos berretas una se siente mal. El señor que te recibe, te mira con cara de "Já, venís a coger", te dice los precios con cara de "Y por esto no esperes un mansión" y se queda mirándote como te vas por el pasillo o subís el ascensor. Te cruzás con la señora que limpia, que te mira con cara de "Uf, estos dos tienen cara de dejar todo hecho un desastre"
Me ha pasado de tener que esperar en la puerta que terminen de limpiar la habitación. O tener que pedir cambio, porque el baño estaba definitivamente sucio... y que te miren con mala cara una vez más.
Pero una de las mejores que me pasó fue habernos quedado encerrados en un telo vacío!!!!!
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De por sí era un telo complicado. Si pedías algo a la habitación (algo era un Quilmes de litro con dos vasos cachados), te tenías que vestir, porque la única manera de recibirlo era abriendo la puerta, cuya vista daba directamente a la cama (tampoco había nada más en la habitación). Supongamos que era un turno de dos horas. Dos horas y cuarto... dos horas y media..."Che, vamos, a ver si nos quieren cobrar otro turno". Nos vestimos y salimos. De la habitación.
Recepción vacía. La verdad, no nos importó, no pensábamos despedirnos del muchacho, y obviamente habíamos pagado al entrar. Puerta: cerrada. Opa... "Bueno, busquemos al muchacho". Golpeamos y nada. "Hay alguien ahí"... cri cri
Empezamos a recorrer el telo... vacío. No había NADIE. Se imaginan un telo triste, de Constitución, a la medianoche de un día de semana y TOTALMENTE vacío???
Piensen que esto ocurrió hace algunos años. Ninguno de los dos tenía celular... Me desplomé en el espantoso sillón de la recepción y ya me imaginaba saliendo al otro día a la mañana, con mis viejos y mi suegra llamando a la policía y a los hospitales, y nosotros explicando "No, tranquilos, es que nos quedamos encerrados en un telo mugriento".
No recuerdo cuánto tiempo pasó. Para mí una eternidad... pero creo que en realidad habrá sido media hora, hasta que volvió el muchacho de la recepción.
"Uy, perdón, como eran los únicos que estaban, aproveché para ir a comprar comida", dijo con su paquete de la rotisería en la mano... (Y yo que nací para princesa....)
En otro post les cuento la historia de otro telo, al que no pudimos volver nunca más...Y alguna que otra anécdota más de algunos amigos.
¿Alguna vez les pasó algo bizarro en un telo?